Lectura: I Crónicas 13:5-10
(Cantares 2:15) “Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas que arruinan las viñas, pues nuestras viñas están en flor.”
Mi hijo le gusta mucho el patinaje agresivo. Le gusta saltar en los barandales y deslizar su largor entretanto que hacen trucos con los pies. Hacen saltos en las rampas y en el aire. De vez en cuando ha dado sus buenos golpes, pero para él y sus compañeros estos golpes son más como trofeos que cicatrices. Él y sus amigos patinan por todo el pueblo buscando los mejores lugares para patinar sin que los molestan y sin molestar a nadie.
Me han contado que a pesar que sus caídas de las barandillas, sus frustraciones más grandes son las caídas inútiles cuando están en las calles y atropellan una piedra pequeña. Muy bien pueden tolerar una caída cuando han intentado un truco difícil y se ríen cuando se caen haciendo un truco sencillo. Pero, si están patinando en la calle de la manera más normal para ellos y se caen, es insoportable. Siempre tienen cuidado para no hacerse daño cuando están haciendo los actos más difíciles, pero su guardia esta completamente descansada cuando están haciendo las cosas que hacen con profesionalismo.
Así es con muchos en la vida. Tenemos mucho cuidado para no tropezarnos con los “pecados grandes” de la vida, pero caemos de bruces con las cosas pequeñas. Muy bien hay muchos creyentes que no fuman cigarrillos, no se emborrachan y no se quedan habituados a las drogas. Pero cuando viene a tener una buena actitud bajo presión o responder con amabilidad a los de nuestra casa reaccionan como si fueran drogadictos. Otras personas no tienen los problemas mencionados pero no saben controlar su apetito y tienen una dieta llena de comidas que perjudican al cuerpo... y el resultado de hacer tales cosas es igual que el del abuso del alcohol o el tabaco.
Podemos tomar el caso de Uza. Él tenía toda la buena intención de llevar al arca del pacto a Jerusalén conforme al mandamiento del Rey David. Todo el mundo estaba celebrando con júbilo cuando de repente tropezaron los bueyes. El pobre Uza extendió su mano para sujetar al arca y cayó muerto en el acto. Dice la Biblia que Dios lo hirió.
Por mucho tiempo no entendía porqué Uza tuvo que morir. Pero al estudiar la Palabra entendí que, de todas las personas, Uza debería haber entendido que nadie había de llevar el arca de Dios sino los levitas; porque el Señor los escogió para llevar el arca de Dios y servirle para siempre (I Crónicas 15:2).
Nosotros debemos aprender que el amor a Dios se manifiesta en las cosas pequeñas que hacemos o no hacemos.
PEQUEÑOS PECADOS PUEDEN SUMAR A GRANDES PROBLEMAS.
(Zacarías 4:10) “¿Pues quién ha menospreciado el día de las pequeñeces?”
posted by Prince and Gina Parker @ 10/30/2006 01:25:00 p. m.,