El Mulo Y El Pozo
Lectura: Romanos 5:1-5; Salmos 107
(Salmos 46:1) “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.”
Había en cierta granja un mulo viejo que dio un paso en falso y fue a dar al fondo de un pozo. El pobre campesino, que era su dueño, oyó el desesperado y resonante rebuzno y se acercó al pozo. Sintió lástima de su mulo, pero después de pensarlo bien, decidió que no valía la pena tratar de salvar ni el mulo ni el pozo. Así que llamó a sus vecinos, les contó lo sucedido y les pidió que le ayudaran a llenar de tierra el pozo. De ese modo el pozo serviría por lo menos como tumba, y el mulo no sufriría más.
Cuando comenzaron a lloverle los primeros montones de tierra, el mulo casi se muere del susto. Pero al sentir el golpe de la cuarta y la quinta palada, se le ocurrió una idea. Cayó en la cuenta de que cada vez que le caía encima un montón de tierra, debía quitársela de encima sacudiéndose, y dar un paso hacia arriba, pisoteando la tierra que caía. En efecto, eso es lo que hizo, golpe tras golpe, palada tras palada, montón tras montón.
“¡Sacúdete y sube! ¡Sacúdete y sube! ¡Sacúdete y sube!”, se repetía en voz alta para no perder el ánimo. Aguantó el dolor de los golpes de la tierra que caía y sofocó la angustia que sentía, y así, sacudiéndose y subiendo, venció el pánico que lo invadía.
Después de mucho sacudirse y pisotear, y ante el asombro general, el viejo mulo, exhausto y maltratado, dio el último paso hacia arriba, por encima de la orilla del pozo, ¡y pisoteó triunfante la tierra firme del campo! Lo que pudo haberlo enterrado, a la postre lo desenterró. Había logrado convertir en bendición esa segura maldición, y todo porque supo enfrentarse a la adversidad.
He aquí la moraleja en verso: “Si al fondo llegas, y te echan tierra, en lugar de desesperarte, ¡anímate, mira hacia arriba y usa la tierra para desenterrarte!”
Esta simpática historieta ilustra el siguiente refrán: “Nadar río abajo no cuesta trabajo; nadar río arriba: ¡eso sí que cuesta fatiga!” El verdadero cristiano, sí, es una persona contracorriente.
Pensémoslo bien. Con el Señor a nuestro lado, podemos vencer los obstáculos más imponentes de la vida. Esa fue precisamente la conclusión a que llegó David cuando el Señor lo libró del rey Saúl y de todos sus enemigos. De ahí que el salmista de Israel le dedicara al Señor los siguientes versos:
(Salmos18:6) “En mi angustia invoqué al Señor, y clamé a mi Dios; desde su templo oyó mi voz, y mi clamor delante de El llegó a sus oídos.”
(Deuteronomio 28:13) “Y te pondrá el Señor a la cabeza y no a la cola, sólo estarás encima y nunca estarás debajo, si escuchas los mandamientos del Señor tu Dios que te ordeno hoy, para que los guardes cuidadosamente;”
posted by Prince and Gina Parker @ 7/22/2006 10:31:00 p. m.,
![]()
