Lectura: Lucas 15:6-32
(Lamentación 3:54) “Cubrieron las aguas mi cabeza, dije: ¡Estoy perdido!”
Por casi una hora, la nave del autor estuvo dando instrucciones y orientación al navío velero dando la latitud y longitud correcta. Como es normal, todos los viajeros de la embarcación grande se quedaron atentos para saber qué pararía al velero y sus pasajeros. En esto, un niño de como doce años de edad que estaba cerca del autor dijo en voz baja pero audible, "Este océano es demasiado grande para andar perdidos en el".
Amigo mío, el universo físico y la vida entera son mucho más grandes que el océano y la humanidad esta vagando peligrosamente errante sin ningún instrumento para indicar su localidad. Por esto existen tantas personas desorientadas con sus vidas personales y familias en desarreglo completo. Se desesperan, cometan graves errores y hacen mal los unos a los otros. De hecho, todos hemos estado en esta condición y merecemos la ira de Dios.
Pero con toda la verdad que esta conclusión recalca, Cristo conocía y entendía a Dios de tal manera que sabía que el Padre era un pastor en busca de una oveja extraviada. Él veía al Padre que nos buscaba como una mujer que busca un la oscuridad, en las rendijas y en los rincones sucios para encontrar esta moneda perdida. Él conocía al Padre como aquél padre que esperaba, velando y mirando constantemente con angustia en espera por su hijo pródigo.
Sin embargo, si el hombre no se entera de que esta perdido, irá vagando más y más lejos de su faro de salvación. Por esta razón, también, nosotros que hemos entendido y creído al evangelio debemos salir a buscar a las ovejas perdidas y guiarlas de vuelta al redil.
COMPARTIR EL EVANGELIO ES COMO UN HAMBRIENTO DICIENDO A OTRO HAMBRIENTO DONDE HA ENCONTRADO PAN.
(Juan 4:29) “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será éste el Cristo?”
Etiquetas: Devocional
posted by Prince and Gina Parker @ 1/28/2007 07:53:00 a. m.,
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