Lectura: I Reyes 3:3-14

La distancia más corta entre dos puntos es la manera más sabía. La sabiduría es el don de Dios para facilitar la vida del Hombre. Dios ha puesto todo lo que necesitamos para tener vidas plenas delante de nosotros y entre nuestras manos. La sabiduría que proviene de Dios es lo que nos abre los ojos para ver y utilizar lo que esta a nuestra disposición y así tener todo lo que nos hace falta. He visto la gente más creativa e industriosa entre lo que se llama los pueblos económicamente pobres. Su falta de dinero les ha forzado a buscar remedios que siempre estaban allí y no costaban tanto dinero para encontrar.

Las personas que vienen de una sociedad tecnológica dirá que son pobres porque no tienen dinero. Pero esta gente hace todas sus cuentas matemáticas en la cabeza y no necesitan calculadoras. Sus hijos no se aburran porque no hay nada en la televisión y si algo se les descompone, no salen de inmediato a buscar otro, lo arreglan. Si la pieza que les hace falta no se encuentra, hacen una. He visto todo esto y he notado que, en muchos casos, la falta de dinero ha significado el aumento de la creatividad. El aumento de la tecnología, en muchos casos, ha significado la desmengüe de la creatividad del hombre. Por esto no podemos entender como las civilizaciones pudieron hacer las obras tan fantásticas y hermosas que hicieron. Eran totalmente creativos.

Unas personas han sido muy creativas porque saben cómo ganar dinero de los menos creativos o los menos industriosos. La creatividad viene en muchas formas, pero cuanto más dependemos en la creatividad de otras personas para vivir, se mengua nuestra propia habilidad creativa. Cuando Dios nos hizo a Su imagen, creo que esta imagen incluyó parte de Su habilidad creativa. Estas habilidades están en cada uno de nosotros. Pero muchos nunca se han esforzado para desarrollar cual don que Dios depositó en ellos sino que viven dependiendo totalmente en la creatividad de otros. Pero recuerda:

DIOS NOS DIO UN CEREBRO ANTES QUE NOS DIO EL DINERO.