La Restauración De Tres Tesoros
Lectura: Juan 21:15-19; Efesios 2:8-10
(Efesios 2:10) “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”.
Hace unos años, un hombre bien enojado corrió a través del museo Rijiks en Amsterdam hasta encontrar a la famosa pintura de Rembrant titulado “Nightwatch” (Velada de Noche). Tomó entonces un cuchillo y lo acuchilló varias veces antes de que pudiera ser detenido. Un poco tiempo después, un hombre aturdido y con hostilidad entró en la catedral de San Pedro en Roma con un martillo y empezó a destrozar la bella escultura de Miguel Ángel llamado “La Pieta”.
Dos obras de arte estimados fueron dañadas severamente. Pero, ¿Qué hicieron los oficiales? ¿Tirarlas y olvidarlas? De ninguna manera. Usando los mejores expertos, trabajaron con mayor cuidado y precisión, e hicieron todo el intento en el mundo por restaurar estos tesoros.
El hombre es el tesoro que Dios ha estimado como el más valioso del universo. Pero es un tesoro que ha caído víctima un vandalismo escabroso y violento. El daño ha sido tan horrible que si fuera posesión nuestra lo hubiéramos tirado a la basura contándolo una pérdida total. Pero Dios extendió su mano y nos ha rescatado pagando un precio incalculable para reparar la destrucción incurrida (I Pedro 1:18-19) "sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo".
Ante Dios, el daño que sufrimos en el pecado no nos dejó inutilizados como nosotros pensaríamos. Cuando reconocemos nuestros pecados y nos arrepentimos de ellos, Dios nos restaura con tanto amor que es como si nunca nos hubiera pasado la tragedia de nuestra iniquidad.
Pedro pensaba que su pecado le había descalificado del amor y el Plan de Dios. Pero Jesucristo le dijo, “Simón, ¿me amas?”. Con esto entiendo que el amor de Dios por nos nosotros es tan firme e inconmovible que Cristo no dijo nada para convencerle a Pedro que Dios le amaba a él. Tal como la Biblia nunca argumenta la verdad de la existencia de Dios, Cristo no lo hace aquí con Pedro con el amor de Dios. ¿Porqué? Porque este es un hecho tan establecido que no hay porque hacerlo. Cristo que quería saber si Pedro le amaba a Él. Si amaba a Cristo, bien. Ahora, levántate y adelante con lo que le había encomendado desde el principio. He aquí, el elemento que varea: No si Dios nos ama a nosotros, pero si nosotros amamos a Dios.
JAMÁS TENEMOS MOTIVO DE DUDAR EL AMOR DE DIOS PARA NOSOTROS.
(I Pedro 2:9) “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;”
posted by Prince and Gina Parker @ 12/13/2006 11:27:00 a. m.,
