Creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios, el único camino a Dios y salvador del mundo, nacido de la Virgen María, crucificado y resucitado y que vive hoy para dar nueva vida a todo aquel que cree en Él y confiesa Su nombre. Somos cristianos evangélicos y nos dedicamos a compartir el amor de Dios por medio de la enseñanza de La Palabra de Dios para alcanzar a la gente amada de Cáceres. (Una iglesia de la Federación Asambleas de Dios de España).



¿GIGANTES O LANGOSTAS?
Por Alfonso López

(Número 13:1-33) "(1) Y Jehová habló a Moisés, diciendo: (2) Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. (3) Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Jehová; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel… (17) Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte,(18) y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; (19) cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; (20) y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas. (21) Y ellos subieron, y reconocieron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, entrando en Hamat… (25) Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días. (26) Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra. (27) Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. (28) Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. (29) Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán. (30) Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos. (31) Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. (32) Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. (33) También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos. "


Introducción: En estos primeros versos del pasaje que hemos leído, vemos como Jehová le dice a Moisés que mande a 12 varones para que reconocieran la tierra de Canaán, la cual Dios daba a los hijos de Israel. Moisés envió 12 espías para observar la tierra durante 40 días. Cuando ellos regresaron de reconocer la tierra, informaron que efectivamente la tierra era buena que ciertamente fluye leche y miel, y trajeron y mostraron el fruto de ella que era bueno, pero 10 de ellos informaron que el pueblo era fuerte, las ciudades grandes y amuralladas y fortificadas, que los habitantes eran de gran estatura, y que allí había gigantes los hijos de Anac. “Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido diciendo: es tierra que traga a sus moradores: y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos”.


La cosa más impactante de sus comentarios fue que a ellos mismos les parecía que eran como langostas ante el pueblo de Canaán. Es natural que el pueblo que se ve a sí mismos como langostas no pueda conquistar la tierra de Canaán en la que habitan gigantes. Dios no podía usar estas personas para conquistar la tierra que ellos habían reconocido, como tampoco bendecidles .Hoy en día hay muchas personas en el pueblo de Dios que se ven a sí mismos como langostas. Para esas personas es imposible tener éxito y bendición. No es importante cómo mis enemigos me vean. Pero es muy importante cómo yo me veo. ¿Cómo puede uno que se ve a sí mismo como una langosta conquistar enemigos que son como gigantes, y avanzar? Nosotros los cristianos redimidos por la sangre de Cristo, debemos saber:


En primer lugar, nosotros que tenemos a Jesús no debemos vernos a nosotros mismos como un hombre sujeto a la carne del pasado. El hombre de la carne del pasado es como una langosta si se compara con el gigante que es nuestro enemigo, el diablo del mundo. Originalmente el hombre no fue creado como una langosta sino como gigante, un ser espiritual. Génesis 2:7 dice “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”


El hombre no fue creado sólo de material sino también con un espíritu que es gigante. La langosta no es el espíritu sino la carne. El hombre que fue creado por Dios en el principio, era el señor del mundo mientras el espíritu se comunicaba con Dios. Génesis 1:26-28 dice “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza: y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”


El hombre fue creado a la imagen y la semejanza de Dios, y como un dominador que enseñoreara la tierra, el mar y todas las cosas. ¿Cómo dicho hombre puede ser langosta? Pero el espíritu murió cuando el hombre traicionó a Dios y se degeneró. Luego, perdió la soberanía dominativa y al instante se convirtió en langosta. Como la comunicación con Dios se cortó, la ansiedad y el terror ocuparon su corazón y se convirtió en esclavo de todas esas cosas. La tierra fue maldecida y comieron el pan con el sudor de su frente y el temor no se apartó de su vida. El hombre se convirtió en esclavo de la muerte, de la enfermedad, y se debilitó; La ansiedad y el terror de la vida, el dolor y la fatiga de la vida, todas estas cosas se lanzaron sobre la vida del hombre como un gigante. Si se compara con un gigante, el hombre mismo es simplemente una langosta, un ser miserable.
El hombre que era gigante se había convertido en langosta. Cuando los hombres nos vemos a sí mismo como persona sin poder y sin fuerza, no podemos tener éxito en nuestras vidas. Todas las personas de hoy en día, que no han recibido a Cristo, se sienten a sí mismos, como langostas, llenos de la fatiga de la vida, de dolor, de maldición, de enfermedad y del diablo, son como los israelitas que se sentían como langostas ante los gigantes de Canaán. Pero lo que debemos saber es que originalmente Dios NO creó al hombre como la langosta. El espíritu obedeció a la carne y el hombre se convirtió en langosta, a consecuencia de la traición a Dios, el hombre se degeneró.


En segundo lugar, nosotros que tenemos la salvación en Cristo, de nuevo nos hemos convertido en gigantes, nuestro espíritu ha vuelto a renacer. II Corintios 5:16-17 dice “De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aún si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron: he aquí todas son hechas nuevas”.


El hombre del pasado está muerto, y crucificados juntamente con Cristo. En Gálatas 2:20 dice “ Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
El hombre sin poder como langosta degenerada fue muerto crucificado juntamente con Cristo. Y ahora Jesucristo vive en nosotros. Según la Biblia, los hemos vencido; porque mayor es el que está en nosotros, que el que está en el mundo. El diablo, el pecado, el sentimiento de rechazado, la enfermedad, la tristeza, el dolor, la maldición, la pobreza y la muerte que llega a nuestra vida para robar, matar y destruir, todas estas cosas ya no pueden dominarnos. ¿Por qué? Antes habíamos estados en la carne, la cual nos dominaba pero ahora la carne ha sido muerta y sepultada juntamente con Cristo, y somos una nueva vida, un nuevo espíritu en Cristo. Cristo está dentro de nosotros.
El que tiene a Jesús y vive con Jesús, tiene todo el poder sobre el cielo y la tierra y se enseñorea sobre todas las cosas, ya no es langosta sino gigante. Por eso en Romanos 5:17 dice “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno sólo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”. Ya no somos esclavo del destino sino dominador. Hermanos, vosotros y yo tenemos que saber que hemos sido creados nuevamente en Cristo como rey que domina la circunstancia y no como siervo de ella. Así nos hemos hecho gigantes que tomamos el papel de rey en el perdón y la justicia.


Nos hemos hecho gigantes llenos del Espíritu Santo por la reconciliación y gracia. Nos hemos hecho gigantes que hemos conseguido el cielo y la vida eterna. Por eso el que se ve a sí mismo como langosta es un ser miserable. Los israelitas llegaron a Cades-barnea, la entrada para la tierra de Canaán, donde podían ocupar la tierra que fluye leche y miel, si solo hubieran dependido de Dios, pero se vieron pronto a sí mismos como langostas. No podían menos que sentirse frustrados, desesperados y deseosos de volver atrás, ya que se han visto a sí mismos como langostas. ¿Cómo pueden las langostas conquistar gigantes? Así que se habían vuelto atrás todos ellos. También nosotros somos así. ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos?


El pueblo de Israel tenía que conquistar la tierra de Canaán Y la pregunta que os hago es: ¿Qué tierra tenemos que conquistar nosotros?


- Algunos debéis conquistar la tierra que fluye leche y miel.

Me explico, algunos habéis salido de vuestra tierra, Colombia; Bolivia, Brasil, Honduras etc. Buscando una tierra que os permita tener unas expectativas que no teníais en vuestra nación. Habéis venido a un país, donde la Seguridad Social es gratis, cualquiera de vosotros podéis ingresar en cualquier hospital donde no te van a dejar salir sin que te hallan hecho todas las pruebas para ver lo que tienes y ponerte un tratamiento sin que te cueste nada, y donde te van a tratar lo mismo que a cualquiera del país. Si quieres poner un negocio, te van a dar todas las facilidades y además te van a dar ayudas monetarias. Si necesitas una vivienda, te la dan a bajo costo y con todas las facilidades, podéis disfrutar de autorías, y un sin fin de servicios que tiene esta nación.
Tenéis el cariño y la solidaridad de todos los españoles que os recibimos con los brazos abiertos. Si, ya se que muchos españoles tienes desconfianza e incluso no os quieren. ¿Pero de quien es la culpa? Con vosotros gente de bien, se nos han colado bandas de Rumanos, Búlgaros, marroquíes e inclusos sudamericanos que no han venido a conquistar la tierra que fluye leche y miel, sino a robarla.


Ahora bien ¿Estáis conquistando la tierra que fluye leche y miel? ¿Os estáis aprovechando de las oportunidades que os ofrece esta nación? O estáis lamentándolo y quejándoos como lo hizo el pueblo de Israel. ¿Os estáis sintiendo como langosta ante un pueblo que os abre los brazos. Hermanos no debéis conformaros, este país es grande y tiene muchas oportunidades, no os conforméis con vuestro trabajo, aspirar a otros mejor, algunos tenéis títulos, sois ingenieros, farmacéuticos, psicólogos, abogados, técnicos y estáis limpiando el trasero de cualquier viejecito, no es que ese trabajo sea indigno, si lo haces como Dios manda es de lo más digno, ¿pero para eso estudiaste una carrera? No te conforme y aspira a algo más, tu no eres langosta eres un gigante con el poder del Espíritu Santo. Y Dios quiere lo mejor para ti, el te ama como a la niña de sus ojos y el quiere que prospere. El éxito o el fracaso está en como tu te veas, ¿Te ves como langosta o como gigante?


- En segundo lugar debemos conquistar esta tierra para Cristo.


Hemos visto en los versos 1 y 2 del texto que hemos leído, como Jehová, ordena a Moisés que conquiste la tierra de Canaán, ahora Cristo nos ordena a nosotros que conquistemos esta tierra extremeña.


Jesucristo momentos antes de subir a los cielos, nos dio una orden, Hechos 1:8 “Recibiereis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigo en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo ultimo de la tierra”


Como vemos por este verso Jesús nos está diciendo que conquistemos Extremadura, Extremadura es lo último de la tierra. Y que bueno que no nos dice que la conquistemos con nuestras fuerzas, sino que el nos da el poder por medio del Espíritu Santo. ¿Crees hermano que eres poderoso? Te ves con la fuerza de un gigante o sin fuerza como una langosta que es arrastrada por los vientos?


Quizás pienses que esto no va contigo, que esto es para mí, que soy español, o para el pastor. No hermano el que tu estés aquí en España y concretamente en Cáceres, no es una casualidad, cuando tú naciste, Dios ya sabía que tú ibas a venir a España, y Dios tenía un propósito para contigo y Él quiere que se cumpla ese propósito en ti


Hermanos, Hermanas, muchos de vosotros cuando habéis llegado aquí ya erais cristianos, Y Dios seguro que tiene un propósito para contigo. Dios no te ha traído a España para que te pierdas, algunos cuando llegan aquí se desmadran y se pierden, pero tú que sigues aquí perseverando es porque Dios quiere usarte ¿Cómo estás respondiendo a lo que Dios demanda de ti?


¿Como vemos a la gente con la cual Dios quiere que compartamos el evangelio? ¿Las vemos como gigantes, vemos a Extremadura como tierra que traga a sus moradores, amurallada y fortificada e inexpugnable, nos sentimos incapaz de penetrar en ella con el evangelio de la paz? Será que Cristo es un mentiroso y no nos unció con el poder de su Espíritu. O será que como Israel somos un pueblo rebelde sin fe y amor hacía las personas. ¿Nos vemos como langosta? Si es así, no vamos a sacar nada en limpio, vamos a ser siempre una iglesia, mediocre sin poder y sin fruto.


Yo quiero decirte, hermano, que cambies tu mentalidad, que cambie tu manera de mirarte, no te veas como un gusano, como una langosta sino como un gigante, porque como dijo Caleb, “mas poderosos somos nosotros que ellos” Salgamos y conquistemos Cáceres para Dios.


- En tercer lugar tenemos que conquistar al enemigo que quiere impedir que entremos en los cielos.


Las puertas de los cielos ya nos la abrió Cristo cuando murió en la cruz por nosotros y todos los que nos hemos arrepentidos de nuestros pecados y hemos recibido a Cristo como Señor y salvador tenemos el camino y la puertas abiertas para entrar a él; sin embargo el enemigo en forma de gigante quieren obstaculizar, estorbar e impedir por todos los medios que nosotros avancemos hacia la Jerusalén celestial. El enemigo va a usar todos los medios para que te pierdas y no entres en la tierra prometida la Jerusalén celestial. Si eres propenso a la bebida, el te va a poner un amigo o un compañero de trabajo para que te lleve donde te puedas emborrachar, si eres propenso al sexo, el te va a poner a una mujer o a un hombre que te seduzca para que caigas en ese pecado, su propósito es que te pierdas y de echo cada día caen centenares en sus garras.


Pero de una cosa debemos estar seguros, que si tenemos a Cristo, aunque el enemigo nos rodee. Dios es mayor que todos ellos y él está con nosotros. Jesús es el Hijo de Dios que mora en nosotros y el Espíritu Santo nos ayuda.


Tenemos que tener fe de que podemos vencer a todos los enemigos y avanzar no como langostas sino como gigantes, alzando nuestros ojos y mirando la cruz. No debemos temblar ante la muerte aunque estemos desesperados hasta morir. Debemos mirar al nuevo cielo, la nueva tierra y la nueva Jerusalén que ha preparado el Señor para nosotros más allá de la muerte. Entremos por sus puertas con acción de gracia, por sus atrios con alabanzas, alabándole y bendiciendo su nombre, como dice el salmista. Cuando el pueblo de Dios da más gracias las puertas de Jesucristo se extienden más y cuando más le alabamos estaremos en sus atrios y le veremos.


Resumiendo: Debemos saber que no somos langostas abandonadas porque Jesús está con nosotros, El Espíritu Santo mora en nosotros, y el Dios que creó el cielo y la tierra es nuestro Padre. Al pensar que están abandonados los conducirá a pensamientos de langosta. No estamos abandonados. Aunque no puedas ver testimonios con tus ojos, ni escuches nada con tus oídos, ni halle algo en tus manos y andes en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque el Señor estará con nosotros, su vara y su cayado nos infundirán aliento. Por eso no estamos abandonados. En lo absoluto. No somos un ser triste, ni enfermo. No diga “No tengo alegría, ni soy feliz. Siempre estoy triste, enfermo y estoy en una situación horrible”. No piense de esta manera, porque estos son pensamientos de langosta. . Por eso, los que se dirigen por los pensamientos de langosta son abandonados y maldecidos por Dios. Debemos saber que nosotros somos una nueva criatura. El hombre viejo murió, fue sepultado y resucitó un ser nuevo en Cristo.


El pueblo de Israel tenía pensamientos de langosta y querían regresar otra vez a Egipto querían seguir siendo esclavos, sin embargo Josué y Caleb tenían pensamientos de gigantes y declararon: “Entremos porque Dios está con nosotros. La tierra es nuestra” Solo ellos dos entraron en la tierra prometida, en la tierra que fluía leche y miel, los demás murieron en el desierto sin ver cumplida la promesa de Dios. La razón por la que Cristo murió en la cruz fue para darte a ti y a mí, al pueblo elegido, la iglesia, la tierra de Canaán que fluye leche y miel. Nuestro Canaán está bajo la cruz. Jesús tomo la maldición del desierto en la cruz y logró la tierra de Canaán para la humanidad que sufría en el desierto desde Adán. En Números 13:30 dice: “Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés y dijo “Subamos y tomemos posesión de ella porque más poderoso somos nosotros que ellos.” Así nosotros, también, si nos presentamos ante la cruz, podemos ocupar la tierra que él nos ha dado. En Números 14:8 dice: “Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará, tierra que fluye leche y miel”.

En la cruz fluye leche y miel del perdón de los pecados, del amor y del Espíritu Santo, del gozo y la sanidad, la prosperidad y la bendición. Los que tienen pensamiento de langosta nunca podrán entrar allí. El que piensa que “No lo hago bien”, “No puedo o no soy capaz”, no podrá entrar en esta tierra prometida. Pero el que conoce a Dios y sabe que es Él el que nos da el poder y la fuerza y que nunca nos deja ni nos abandona seguro que podrá entrar. ¿Hermano que eres, una langosta o un gigante?





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posted by Prince and Gina Parker @ 10/30/2007 12:45:00 p. m., ,


Creciendo En El Conocimiento De Cristo


“Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” (2ª Pedro 3:17-18)

Introducción: El Apóstol Pedro escribió su segunda carta con el conocimiento de que pronto le iban a quitar la vida (1:14). Por esto dejó su consejo más importante para la última parte de su carta.

¿Qué quiere decir crecer en el conocimiento de Cristo? ¿Cómo podemos ser seguros de que estamos creciendo en nuestro conocimiento de Él? Con un cuidadoso estudio de esta carta, descubrimos que este versículo es un resumen de toda la epístola. Vamos a ver lo que dijo el apóstol tocante el “Crecer en el Conocimiento de Cristo”.

Para crecer en el conocimiento de Cristo es necesario el desarrollo de las ocho características encontradas en (2ª Pedro 1:5-10).

Repaso: Crecer en el conocimiento de Cristo no habla simplemente del intelecto, sino de una firmeza inconmovible en la fe (Hebreos 11:1).

I.) La segunda característica es: La Virtud. La virtud es la excelencia moral; lo que es bueno, puro y justo.
A.) A causa de Proverbios 31, el capítulo de la mujer virtuosa, muchos hombres subconscientemente delegan a esta palabra a las mujeres y no lo consideran masculino ser virtuoso.
1.) Pero la palabra griega por “virtud” es la palabra, “areté” (ἀρέτη), que significa: varonil, valor, excelencia (intrínsico o atribuido), alabanza, virtud.
B.) Hay varias cosas que podemos entender de esto:
1.) El diablo ha inculcado la mentira sobre el mundo de que el servir al Señor es para las mujeres cuando Dios llamó al hombre para ser la cabeza espiritual de la casa y de la familia. Efesios 6:4 exhorta a los padres a criar los hijos “…en disciplina y amonestación del Seño”.

2.) El Diablo ha engañado a muchos hombres para creer la mentira de que ser hombre se equivale a ser brusco, distanciado y con vicios (2ª Timoteo 2:22).
C.) La virtud en el corazón es un buen indicador de que estás en el camino de la paz (Filipenses 4:6-9).

Conclusión: Esta palabra “virtud” es una fuerte exhortación para los hombres a crecer en el conocimiento de Cristo.

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posted by Prince and Gina Parker @ 10/15/2007 09:16:00 a. m., ,


Creciendo En El Conocimiento De Cristo

“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” (2ª Pedro 3:18)

Introducción: El Apóstol Pedro escribió su segunda carta con el conocimiento de que pronto le iban a quitar la vida (1:14). Las últimas palabras de los hombres casi siempre son valoradas como muy significantes. Legalmente la confesión de un moribundo es tomada como documento oficial que determina juicios en muchos casos.
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Cuando Pedro dijo, "Antes bien, ...", hacía referencia al versículo 17 donde habla de personas arrastadas por cualquier influencia negativa hacía el error del pecado. Este creyente veterano da muchos consejos, encargos y amonestaciones en esta su última carta, pero él guardó su consejo más importante para el último, “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
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¿Qué quiere decir crecer en el conocimiento de Cristo? ¿Cómo podemos ser seguros de que estamos creciendo en nuestro conocimiento de Él? Con un cuidadoso estudio de esta carta, descubrimos que éste versículo es un resumen de toda la epístola. Vamos a ver lo que dijo el apóstol tocante el “Crecer en el Conocimiento de Cristo”.
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I.) Crecer en el conocimiento de Cristo no habla simplemente del intelecto, sino de una relación con Él y el resultado de esta relación en nuestras vidas. Andar con Él nos hacer llegar a ser como Él (1ª Juan 2:6) (1ª Juan 4:17).
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A.) El desarrollo de las ocho características. ¿Cuáles son? (2ª Pedro 1:5-7) “vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; (6) al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; (7) a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.”.
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B.) La fe es: “convicción inconmovible, una seguridad insacudible” (Hebreos 11:1) “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
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1.) Aquí es donde todo comienza. No podemos conocer ni agradar a Dios sin fe (Hebreos 11:6).

2.) Por medio de las palabras de nuestra boca confirmamos nuestra fe o la negamos (Romanos 10:8-10) (Mateo 12:33-37).


3.) La Palabra de Dios es la base de nuestra fe (Romanos 10:13-15, 17).


4.) La fe es la base de nuestra vida cotidiana en Cristo (Colosenses 2:6).


5.) La fe viene y crece por medio de la gracia de Dios (Romanos 12:3) “…sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” (Efesios 2:8).

Conclusión: Si queremos conocer al Señor, nuestro primer paso tiene que ser uno de fe. Algunos dicen, No creeré hasta que lo veo”. Pero Jesús [nos] dijo: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” (Juan 11:40).


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posted by Prince and Gina Parker @ 10/01/2007 05:55:00 p. m., ,