Introducción: Uno de los hombres más mal entendido en la Biblia es Jacob. Casi todo el mundo que predica o enseña de él le acusan de algo de que no era culpable y dejan ir libre al culpable. Al no entender estas verdades tan grandes perdemos un mensaje sumamente importante de la Palabra de Dios.

Repaso: ¿Cuál era el Pecado de Jacob? Jacob se olvidó de su promesa a Dios. ¿Cuántas cosas has prometido tu a Dios y no has cumplido? (Eclesiastés 5:4-6). Casi 30 años antes Jacob hizo un voto al Señor, pero parece que se había olvidado de lo prometido. Pero nuevamente se encontró en dificultades y se acordó de Betel. ¿Cuántas veces nos acordamos de Dios solamente cuando estamos en dificultades? Algunos se acuerdan de él solamente para echarle la culpa cuando ellos mismos no han sido fieles.

I.) Aplicando “El Caso de Jacob” a Nuestras vidas.
A.) Dios espera que guardemos las promesas o votos que le hacemos.
1.) Él no toma a la ligera nuestras promesas (Eclesiastés 5:2-5).
B.) Quizás piensas que nunca has hecho una promesa a Dios; pero si eres cristiano hiciste un voto a Dios de dejar el pecado y el mundo y de servirle de todo corazón ¿Has guardado esta promesa?

II.) El hombre tiene la tendencia de olvidar sus obligaciones de cumplir con sus promesas cuando Dios alcanza sus necesidades.
A.) En el caso de Jacob hemos visto que Dios cumplió Sus promesas a Jacob, pero Jacob se había olvidado de su compromiso con Él. Esta actitud olvidadiza ocurre cuando el hombre hace sus votos cuando se encuentra en angustias (Ejemplos: tiempo de peligro o problemas familiares, económicos o emocionales).
1.) Aún si se hace bajo circunstancias estrechas, Dios los toma tan en serio como las que se hacen con calma y reflexión.
B.) El hombre suele olvidar sus promesas cuando todo le va bien. En el caso de Jacob: Dios le dio una buena familia; era muy próspero; se había vuelto a su tierra natal con bien.
1.) Los mismo pasa con muchas personas: Obedecen al evangelio cuando se encuentran en problemas (cuando vean las orejas del lobo), pero después, cuando se encuentran prósperos y con tranquilidad y el bien, se olvidan de su entrega a Dios.
C.) Siempre debemos considerar el aviso de Dios a los hijos de Israel después que entraron en la tierra de prometida (Deuteronomio 8:11-20).

IV.) El hombre suele olvidar sus promesas a Dios cuando se deja influenciar por el mundo.
A.) La familia de Jacob permitió la influencia de dioses ajenos en su casa; eran los dioses paganos de los pueblos que les rodeaban (Génesis 35:2).
1.) Muchas personas que dicen ser cristianos se han dejado llevar completamente por los placeres del mundo. Pablo lo vio con Demas (2 Timoteo 4:10).
B.) Muchos jóvenes se dejan influir por sus amigos, los placeres del mundo, la música, la televisión y películas, y falsas enseñanzas que reciben en sus estudios. Llevados por el mundo se va secando y menguando sus deseos por las cosas de Dios.
C.) Muchos adultos se dejan llevar por el materialismo, las muchas ocupaciones y la inmoralidad.

V.) Si hemos olvidado de nuestras promesas a Dios, tal como Jacob volvió a Betel, debemos volver a donde hemos caído (Apocalipsis 2:5).

Conclusión: Cuando cumplimos nuestras promesas olvidadas, Dios renueva Sus bendiciones sobre nuestras vidas. Cuando Jacob cumplió su promesa a Dios, Dios se le apareció y renovó las promesas que Él había dado a su abuelo Abraham y su padre Isaac (Génesis 35:9-15). Si volvemos a Dios con arrepentimiento Dios es fiel y justo de restaurarnos todas Sus bendiciones (1 Juan 1:9).

Devocional:
Son Las Piedritas

Lectura: I Crónicas 13:5-10

Mi hijo le gusta mucho el patinaje agresivo. Le gusta saltar en los barandales y deslizar su largor entretanto que hacen trucos con los pies. Hacen saltos en las rampas y en el aire. De vez en cuando ha dado sus buenos golpes, pero para él y sus compañeros estos golpes son más como trofeos que cicatrices. Él y sus amigos patinan por todo el pueblo buscando los mejores lugares para patinar sin que los molestan y sin molestar a nadie.

Me han contado que a pesar que sus caídas de las barandillas, sus frustraciones más grandes son las caídas inútiles cuando están en las calles y atropellan una piedra pequeña. Muy bien pueden tolerar una caída cuando han intentado un truco difícil y se ríen cuando se caen haciendo un truco sencillo. Pero, si están patinando en la calle de la manera más normal para ellos y se caen, es insoportable. Siempre tienen cuidado para no hacerse daño cuando están haciendo los actos más difíciles, pero su guardia esta completamente descansada cuando están haciendo las cosas que hacen con profesionalismo.

Así es con muchos en la vida. Tenemos mucho cuidado para no tropezarnos con los “pecados grandes” de la vida, pero caemos de bruces con las cosas pequeñas. Muy bien hay muchos creyentes que no fuman cigarrillos, no se emborrachan y no se quedan habituados a las drogas. Pero cuando viene a tener una buena actitud bajo presión o responder con amabilidad a los de nuestra casa reaccionan como si fueran drogadictos. Otras personas no tienen los problemas mencionados pero no saben controlar su apetito y tienen una dieta llena de comidas que perjudican al cuerpo... y el resultado de hacer tales cosas es igual que el del abuso del alcohol o el tabaco.

Podemos tomar el caso de Uza. Él tenía toda la buena intención de llevar al arca del pacto a Jerusalén conforme al mandamiento del Rey David. Todo el mundo estaba celebrando con júbilo cuando de repente tropezaron los bueyes. El pobre Uza extendió su mano para sujetar al arca y cayó muerto en el acto. Dice la Biblia que Dios lo hirió.

Por mucho tiempo no entendía porqué Uza tuvo que morir. Pero al estudiar la Palabra entendí que, de todas las personas, Uza debería haber entendido que nadie había de llevar el arca de Dios sino los levitas; porque el Señor los escogió para llevar el arca de Dios y servirle para siempre (I Crónicas 15:2).

Uza había puesto el arca de Dios sobre un carro nuevo al igual que los filesteos. Estaban intentando honrar a Dios como los paganos honraban a sus demonios. Este detalle no era una cosa pequeña para Dios y el pueblo pronto aprendió que tampoco era una pequeñez para ellos.

Nosotros debemos aprender que el amor a Dios se manifiesta en las cosas pequeñas que hacemos o no hacemos.

(Zacarías 4:10) “¿Pues quién ha menospreciado el día de las pequeñeces?”

Instrucción: Los egipcios planeaban sus períodos de siembre y cosecha porque Dios había provisto una fuente natural para un sistema de riego. En el valle del río Nilo, cada año durante el tiempo de la sequía el Nilo se desbordaba porque es la temporada de lluvias en Uganda, unos 5.000 kilómetros al sur de Egipto donde nace el río.

Lo que queremos aprender en este estudio es como sembrar y cosechar. II Corintios 9:5-12 es un capítulo que nos enseña mucho de este principio de dar y recibir, o sea, sembrar y cosechar. Como todos los principios de Dios, el máximo provecho nunca se puede recibir si no crees, de todo corazón, la Palabra de Dios. “No tendrás otros dioses delante de mí.” (Éxodo 20:3) (Lucas 16:13). Si rechazamos la inspiración y autoridad de la Biblia, hacemos un dios de nuestros razonamientos.

I.) Principios para sembrar.
A.) Ora desde antemano para lo que Dios quiere que des en la ofrenda.
1.) Tal como te prepares para el trabajo o tus estudios el lunes porque sabes que el lunes viene; sabemos que el domingo viene y debemos preparar nuestra ofrenda para la casa de Dios desde antes. Debes orar para entender lo que el Espíritu Santo quiere que des en la ofrenda, no lo que tú has predeterminado dar. En todo caso debe ser una decisión que haces con gozo (2 corintios 9:5).
B.) Es necesario entender que cuando damos al Señor estamos sembrando de la misma manera como si fuera sembrar semillas de trigo en un campo. Solamente recibes conforme la cantidad que siembras (2 Corintios 9:6).
1.) Nunca tenemos un motivo de quejar de la ofrenda. O damos con gozo o no damos, porque si das una ofrenda con una actitud quejumbrosa, no recibirás la bendición de Dios por lo ofrecido. (2 Corintios 9:7) (Malaquías 1:8).
C.) El principio de sembrar y cosechar está basada en la fe. ¿Puedes dar con fe? (2 Corintios 9:8).

II.) Principios para cosechar.
A.) Debemos tener una actitud de expectación de que Dios nos bendecirá cuando damos con fe y amor tal como un granjero espera recibir una cosecha (Lucas 6:38) (Santiago 5:7).
B.) Ejemplos Bíblicos de las bendiciones de la cosecha:
1.) La Viuda de Sarepta en 1 Reyes 17:9-16 dio lo último de su comida al profeta de Dios y Dios proveyó harina y aceite sin limite para ella y su hijo.
2.) Cristo vio cuando una viuda dio todo lo que tenía y es interesante notar que Él sabía que era todo lo que tenía (Marcos 12:42).
3.) Dios ha prometido bendecir las finanzas de los que son fieles para honrar a Dios con sus diezmos y ofrendas (Malaquías 3:10-11).
C.) La actitud con que damos nuestras ofrendas y diezmos es importante a Dios:
1.) Debemos dar voluntariamente (Éxodo 35:21) (1 Corintios 9:17) (2 Corintios 8:3, 12).
2.) Debemos dar gozosamente (2 Corintios 9:7).
a.) La palabra griega por alegre en este versículo es “hilaros”, que significa: Con risa a carcajadas, plena disposición, gozosamente, con buen humor y mucho ánimo.
3.) Debemos dar generosamente, libremente (2 Corintios 8:1-3).
4.) Con amor.
a.) Un cristiano no da a causa de un sentido de obligación, sino de amor.
D.) Dios espera de nosotros la primicia y nuestro mejor (Proverbios 3:9-10).

Lectura: I Corintios 12:1-31; Romanos 12:3-8

Mi esposa tiene un don quimérico que ha bendecido y ministrado a miles por todo el mundo. ¡Es el don de la cocina! Sí, el Señor siempre lo usa de unas maneras hermosas para ministrar a la gente en nuestras reuniones con otros dones del Espíritu que yo no tengo. Pero también ella es usada por el Señor tremendamente para ministrar a la gente cuando entra en la cocina y la obra de Dios ha recibido muchos adelantos a causa de su don. Yo sinceramente creo que es un don del Espíritu Santo.

Lo que quiero da a entender es que la mayoría de los creyentes creen que los dones del Espíritu solamente son cosas místicas y que las habilidades naturales y talentos que tienen son de ellos y no de Dios. Este es un error muy grande, porque todo lo que tenemos y podemos hacer, Dios nos ha dado para usarlo para Su gloria. Por eso muchos nunca encuentran su valor, función y lugar en el Cuerpo de Cristo y se creen simples feligreses.

En la obra del Señor, los dones adecuados son esenciales para que seamos eficaces y los factores como el talento y la experiencia ocupan su lugar también. Dios, por medio del Espíritu Santo, dota a cada cristiano sobrenaturalmente con dones singulares para que sirvan a Su Iglesia (Romanos 12:3-8; 1 Corintios 12). Cuando mejor funcionamos y más logramos para el Señor es cuando hacemos aquello para lo cual hemos recibido dones. Es improductivo y frustrante tratar de ser algo que no somos.

Dios desea que cada uno de nosotros descubra y confirme sus dones. Algunos podríamos sentirnos incómodos al hablar de nuestros puntos fuertes, pero esas no son facultades por las que podamos aceptar crédito. El Creador mismo nos ha dado esos dones para beneficiar a los demás y cumplir sus propósitos.

Habiendo descubierto nuestros dones, ofrezcámoslos de nuevo a Dios y edifiquemos Su Iglesia haciendo el trabajo adecuado para nosotros.

MUCHA GENTE COMETE UN GRAVE ERROR AL ENTERRAR SUS DONES.

Segunda Parte

Introducción: Uno de los hombres más mal entendido en la Biblia es Jacob. Casi todo el mundo que predica o enseña de él le acusan de algo de que no era culpable y dejan ir libre al culpable. Al no entender estas verdades tan grandes perdemos un mensaje sumamente importante de la Palabra de Dios.

Repaso: Hemos visto como Jacob cayó victima de engaño en vez de ser propagador del engaño cuando su hermano le quería robar de la primogenitura.

I.) Después, cuando por fin, encontró la mujer que resultó ser el amor de su vida, su suegro le engañó otra vez al cambiarle hijas en la noche de su boda (Génesis 29:18-27).
A.) En otros esfuerzos de engañar a Jacob, Labán, su suegro, le cambió su salario diez veces intentando robar lo que Dios le había dado. Pero nuevamente Dios apoyó a Jacob (Génesis 31:6-9).
B.) Jacob, aunque era un hombre humilde, no dejaba que el diablo le robara la bendición.

II.) Con todo, Jacob no era un hombre perfecto (Romanos 3:10 y 23) ¿Cuál era el Pecado de Jacob? Jacob se olvidó de su promesa a Dios. ¿Cuántas cosas has prometido tu a Dios y no has cumplido? (Eclesiastés 5:4-6).
A.) Génesis 35:1-7 Dios dijo a Jacob que volviera a Betel para edificar un altar ¿Por qué? Porque casi 30 años antes Jacob hizo un voto al Señor, pero parece que se había olvidado de lo prometido. Ahora Dios le estaba llamando a cuentas para cumplir lo prometido (Génesis 28:10-22).

III.) Trasfondo e historia de Jacob. Hay muchas lecciones que podemos aprender del “voto olvidado de Jacob” que fácilmente debemos aplicar a nuestras vidas cristianas.
A.) Repaso histórico: Jacob tuvo que huir de su hermano Esaú después que recibió su prometida bendición. Rumbo a Harán, la tierra de su madre, Jacob paró en lo que ahora se llama Betel para descansar. Allí tuvo un sueño que era una revelación de Dios del Mesías (Jesucristo) que vendría de sus descendientes (Génesis 28:10-15) (Juan 1:43-51).
B.) También en este sueño Dios le prometió cuidarle y hacerle volver a su hogar en paz. Como resultado, Jacob hizo una promesa a Dios (Génesis 28:16-22).
1.) Su promesa tenía tres partes: (1) El Señor sería su Dios (2) El lugar se llamaría “Casa de Dios” (3) Le daría el diezmo de todo lo que tenía a Dios.
C.) Jacob pasó los próximos 20 años en Harán y conforme Su promesa Dios estaba con Jacob Dios bendijo y prosperó su familia. Ahora Jacob regresa a su tierra y Dios le guardó de peligros: De la amenaza de Labán (Génesis 31) y de Esaú (Génesis 32-33).
2.) Cuando llegamos a Génesis 35, Jacob había estado viviendo en Canaán por como 10 años y vivía cerca de Siquem (Génesis 33:18) pero no se había molestado en volver a Betel para dar lo prometido... hasta que surgió otro problema... (Génesis 35:1).

IV.) ¿Cuántas veces nos acordamos de Dios solamente cuando estamos en dificultades? Algunos se acuerdan de él solamente para echarle la culpa cuando ellos mismos no han sido fieles. (Salmos 59:15) “Anden ellos errantes (en malos caminos) para hallar qué comer (como ganar vivir la vida); y si no se sacian, pasen la noche quejándose”.

A.) Tal como algunos estudiantes tienen que repetir el año escolar porque reprobaron materias, Dios tiene que pasar algunas personas por dificultad tras dificultad porque no aprendan lo que Él les quiere enseñar (Hebreos 12:5-11).

Conclusión: ¿Eres tu un cristiano? ¿Están viviendo la clase de vida que Dios espera de ti? Si es así, entonces como Jacob, te has olvidado del voto que hiciste cuando entregaste tu vida a Él. Es necesario volver al Señor con pleno arrepentimiento y las bendiciones de las promesas de Dios te esperan. Si no eres creyente la misma promesa te espera por medio del mismo camino de arrepentimiento (Marcos 16:15-16).

Lectura: Mateo 5:27-28

La pelea fue en Port Moresby, Nueva Guinea. Duró nada menos que cuatro días y tomaron parte más de doscientas personas. Se emplearon palos, piedras, lanzas y flechas. La contienda produjo tres muertos y doce heridos de gravedad. La policía detuvo a más de cien peleadores.

¿Qué había pasado? ¿Cuál era la causa de esta batalla campal? Simplemente que un hombre perteneciente a un clan había hecho una “proposición indecorosa” a una mujer de otro clan. Y la ofendida se había defendido a gritos.

Esto de que un hombre haga una proposición indecorosa a una mujer de su clan, o de otro clan, es delito muy grave para la sociedad de Nueva Guinea. Ellos viven en un estado semi primitivo. Casi no conocen aviones, automóviles, radios ni televisores. Poco saben de modas o de cine, o de ideas avanzadas o del poder del dinero.

No obstante, tienen ideas y conceptos muy claros y firmes acerca del matrimonio, el adulterio y la infidelidad. Para ellos tan sólo proponer, aunque sea veladamente, una acción amorosa a la mujer de otro, es motivo para la pena de muerte. El hogar, la familia, el honor de las hijas, la honra de las mujeres, son cosas muy valiosas para los indonesios, aunque parezcan de los pueblos más atrasados de la tierra.

A fin de cuentas, ¿cuál es el progreso de nuestra “civilización culta y cristiana”? ¿En qué cosas somos nosotros superiores, moral y espiritualmente, a los de Nueva Guinea?

Debemos reconocer que uno de los pantanos más sucios y malolientes de nuestra sociedad es el que forman todos los delitos y pecados sexuales que a diario se cometen. Parece mentira que nosotros, “los pueblos cultos y cristianos”, que debiéramos dar el ejemplo al resto del mundo, seamos los que más hundidos estamos en la charca de las infidelidades conyugales.

Es difícil cambiar la sociedad, pero es fácil cambiar al individuo. Cuando nos entregamos a Cristo de todo corazón —con alma, mente y espíritu—, Él nos cambia, nos limpia y nos regenera.

Primera Parte